PSICOTÉCNICO: DE LA EDUCACIÓN VIAL A LA CONCIENCIA VIAL

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  • Debido a su éxito, los parques infantiles de Tráfico eran conocidos como los “caballo de Troya” de la DGT.

 

Incluso sin conocer siquiera lo que era un automóvil, en 1934 se aprobó el Código de Circulación, que ya entonces prescribía la obligatoriedad de que los maestros impartieran enseñanzas sobre normas de tráfico y consejos de prudencia en sus centros escolares. Evidentemente, este reglamento no intentaba dar respuesta a una situación compleja de tráfico (el parque de vehículos matriculados era de 26.700), sino que aplicaba lo dispuesto en la Convención de Ginebra de 1931, que establecía normas de ámbito internacional.

Parques infantiles: en 1970 ya existían 46, en la actualidad hay 143 parques fijos

 

 

A pesar de esta legislación tan temprana, no es hasta 1961 cuando se suceden una serie de disposiciones relativas a la Educación Vial en los programas escolares (eso sí, de manera muy excepcional). En 1959 nace la Jefatura Central de Tráfico y tres años después, en Madrid, se instala por primera vez un recinto que simula las calles de una ciudad y donde los niños, en pequeños automóviles, aprenden normas de circulación. Fue un éxito rotundo.

Este acierto llevó a la recién creada Jefatura Central a fijar itinerarios por distintas provincias, utilizando unidades móviles. Por ellas pasó incluso el rey, Felipe VI, como un escolar más, cuando apenas tenía 10 años. Este sería el germen de los Campeonatos Nacionales de Parques Infantiles, de los que se celebraron 44 ediciones.

Muchos ayuntamientos, policías municipales y docentes se volcaron en este recurso educativo, alentando la construcción de parques fijos. En 1970 ya existían 46, en la actualidad hay 143 parques fijos, además de parques móviles (que constan de los elementos indispensables tales como bordillos, semáforos, señalización, así como de un pequeño número de bicicletas y triciclos y que se prestan a ayuntamientos y colegios) y unidades móviles (dependientes de la DGT, formadas por un conductor y dos monitores que utilizan un furgón adaptado para el traslado de karts, bicicletas y ciclomotores para desplazarse a colegios y ayuntamientos que no dispongan de parques fijos).

 

Unidad de intervención y Centro Superior de Educación Vial de Salamanca

En 1985 se crea el Centro Superior de Educación Vial en Salamanca para impulsar investigaciones, cursos de formación a profesionales y diseño de recursos didácticos. Explica Violeta Manso, coordinadora de la Unidad de Intervención Educativa, que en esa época “la DGT, al frente de la cual estaba José Luis Martín Palacín, tomó la decisión de apostar seriamente por la Educación Vial”. En la actualidad este Centro forma parte de la Unidad de Intervención Educativa de la DGT, cuyo objetivo principal busca mejorar los niveles de educación vial de todos los usuarios.

El equipo que la conforma (pedagogos, psicólogos, psicopedagogos y documentalistas) utiliza como soporte todos los medios a su alcance: diseño de investigaciones, publicaciones, elaboración de programas y recursos didácticos y tecnológicos, cursos de formación para docentes y otros agentes educadores, así como asesoramiento y apoyo a instituciones o empresas que lo soliciten, “con la vista puesta en potenciar los valores que mejoren la convivencia vial“, concluye Violeta Manso.
Desde 1986, cada una de las Jefaturas Provinciales dispone de uno o dos funcionarios especializados responsables de promover la Educación Vial.

Pequeños grandes logros

 

 

Esta apertura de la Educación Vial a todas las etapas del sistema educativo permitió iniciativas como que los colegios que lo solicitasen pudieran ofertar una asignatura optativa que permitiese obtener el permiso para conducir ciclomotor. Otras experiencias son cursos de alfabetización de adultos para obtener el carné de conducir, programas de formación para los más pequeños (de 0 a 3 años), cursos para trabajadores , talleres para centros de adultos, formación de profesorado, jornadas para pediatras y matronas; etc. Hoy en día, la Educación Vial está presente en todas las etapas de la vida, desde los 0 a los 99 años. Detrás de la popularización del uso del cinturón de seguridad, del casco (tanto para moto y ciclomotor, como para bici) y de las sillitas infantiles, está la Educación Vial.

Un indicador infalible son las cifras: el número de fallecidos menores de 14 años pasó de 307 en 1990 (uno de los años con mayor siniestralidad) a 35 en 2014. En 1990, 2.586 jóvenes perdieron la vida en las carreteras. En 2014, la cifra se redujo a 154. Desde otra perspectiva, Inés Reig, coordinadora de Valencia, dice que la principal aportación ha sido, en su opinión, “contribuir a la educación vial de los pequeños y concienciar a los más grandes”. Para Antonio Lillo “la imagen de la DGT, afortunadamente, ha cambiado”, asociándose, más que a ‘multar’, a ‘proteger’. Y Perfecto Sánchez considera que “el mayor logro ha sido que la sociedad entienda que no se trata de aprender normas y señales, sino aprender a convivir y a respetar”.

TRÁFICO Y SEGURIDAD VIAL

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