Psicotécnicos: Casi el 30% conduce con deficiencias visuales

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  • El 14% de los conductores tiene dificultades de visión incluso en condiciones óptimas de iluminación. El porcentaje aumenta a 38% con baja iluminación.

 

El 29,5% de los conductores (unos 8 milones), presenta deficiencias de ametropía (miopía o hipermetropía). Es decir, conducen sin ver con nitidez señales o marcas viales. A consecuencia de esto, tampoco calculan correctamente la distancia de seguridad ni la velocidad de otros vehículos, lo que termina por alteran los tiempos de reacción.

Además, el 14% presenta dificultades de visión en condiciones de iluminación óptimas. Cifra que aumenta a 38% con baja iluminación. Ante un deslumbramiento, el 44% de los conductores tarda más de 20 segundos en recuperar totalmente la visión central y el 23,5% presentan problemas de campimetría (visión lateral). Estos son algunos de los resultados del macroestudio “Visión y Conducción“, realizado por Essilor (compañía de lentes oftálmicas), Fundación Española para la Seguridad Vial (Fesvial) y el Instituto de Tráfico y Seguridad Vial (INTRAS) de la Universitat de València.

 

Cómo se ha llevado a cabo el estudio

 

 

Esta iniciativa enmarcada en una campaña internacional promovida por Essilor y la Federación Internacional del Automóvil (FIA), para concienciar a los conductores, bajo el lema “La seguridad vial empieza por una buena visión” puesta en marcha el año pasado. Esta campaña se ha realizado en colaboración de Cepsa, que ha cedido diferentes espacios en sus estaciones de servicio para desarrollar un estudio de opinión y una prueba de diagnóstico a 3.200 conductores, elegidos de forma aleatoria.

Pedro Cascales, vicepresidente de Essilor España, quiere “hacer un llamamiento a los conductores por responsabilidad hacia ellos mismos y a los que les rodean para que por favor revisen su visión”. Y es que los resultados de este estudio son preocupantes.

 

Visión y percepción del riesgo

 

  • Para los conductores españoles una buena “salud visual” resulta fundamental para conducir un vehículo y para la seguridad vial.
  • Una mala visión es considerada como la situación que entraña mayor riesgo para la seguridad vial, por delante de situaciones como “conducir después de haber tomado dos cervezas” o “conducir utilizando el móvil”.
  • Esta percepción sobre el riesgo que entraña una mala visión para la seguridad vial, es más pronunciada, si cabe, a medida que incrementa la edad del conductor.
  • En esta misma línea 8 de cada 10 conductores consideran que existe mucha probabilidad de que una mala visión pueda provocar un accidente de tráfico.
  • Esta opinión es más intensa entre conductores que usan sistema de corrección visual y se produce de manera más tenue entre los conductores que no se revisan la vista.

 

Autopercepción de la calidad de visión:

 

  • Uno de cada cinco conductores españoles reconoce tener problemas de visión. En concreto, el 18.3% valora su visión propia como regular o mala.
  • La valoración de la propia visión es más negativa conforme se incrementa la edad del conductor.
  • Como posteriormente se analizará con más detalle, se observa que los conductores que valoran negativamente su propia visión obtienen también peores resultados en las pruebas de diagnóstico de la visión.

 

Prueba de diagnóstico 

Se ha medido cuatro variables:

 

Ametropía

Una de las principales conclusiones de las pruebas realizadas es que el 29,5% (unos 8 millones) de los conductores españoles presenta deficiencias en ametropía (miopía o hipermetropía) lo que dificulta que vean con nitidez señales o marcas viales, así como el cálculo erróneo de distancias de seguridad, velocidad de otros vehículos y, en consecuencia, de los tiempos de reacción.

 

Agudeza visual

El 38% de los conductores presenta dificultades de visión en situaciones de baja iluminación. Esto afecta a su capacidad de adaptación y reacción en situaciones como el amanecer o el atardecer, además de complicar la conducción en condiciones climatológicas adversas. Es importante destacar también que la conducción nocturna con mala visión es un claro riesgo ya que reduce la agudeza visual en un 70% y la captación de la profundidad puede llegar a ser 7 veces menor.

El profesor Luis Montoro, presidente de Fesvial y Catedrático de Seguridad Vial de la Universitat de València afirma que “los accidentes de tráfico nocturnos son los que registran una letalidad más elevada y el 27,5% de los siniestros en carretera se producen en condiciones de iluminación insuficiente. Sin duda, la conducción nocturna con mala visión es un claro riesgo ya que reduce la agudeza visual en un 70% y la captación de la profundidad puede llegar a ser 7 veces menor”.

En condiciones óptimas de iluminación, el 14% también tendría dificultades, lo que supone la detección tardía de estímulos, mayor esfuerzo en la interpretación de las señales de tráfico o dificultad en la estimación de distancias o velocidad de otros vehículos.

 

Deslumbramiento

En el caso del deslumbramiento por otro vehículo, situación a la que reconocen enfrentarse con mucha o bastante frecuencia el 32,6% de los conductores, o el deslumbramiento a la salida de un túnel, algo habitual para el 15% de los conductores, la capacidad de recuperación es clave. En la realización de esta prueba, se comprobó que el 44,2% de los conductores tarda más de 20 segundos en recuperar totalmente la visión central tras un deslumbramiento. Curiosamente los conductores profesionales muestran un tiempo medio de recuperación menor que los conductores no profesionales.

El tema del deslumbramiento cobra especial relevancia si tenemos en cuenta que a 120 km/h, un tiempo de recuperación de solo 5 segundos significaría recorrer 170 m sin una visión correcta. Montoro comenta en este punto “las primeras horas de la mañana o de la tarde, la conducción nocturna en carreteras de doble sentido, las entradas y salidas de túneles o situaciones en las que el cambio de iluminación es brusco, pueden dejar nuestra visión durante un tiempo bloqueada con los consiguientes riesgos para nuestra seguridad y la de los demás”.

 

Campimetría

La campimetría es la capacidad de extensión o amplitud del campo visual del ojo, que puede abarcar desde los 45° a los 100°. Según el diagnóstico, el 24% de los conductores presentaron deficiencias en esta capacidad para ver lateralmente, lo que supone dificultades para gestionar situaciones de tráfico como intersecciones, cambios de carril o adelantamientos. Los problemas en campimetría tienen mucho que ver en los atropellos a peatones (la mayoría por irrupción lateral), entorpece la visión de los retrovisores, incrementa el ángulo muerto y dificulta el campo visual conforme aumenta la velocidad.

Respecto a este problema, Luis Montoro comenta que “la disminución de la amplitud del campo visual a altas velocidades, unida a la que ya se produce de manera natural por el efecto túnel sería a 65 km/h el campo visual es de 70°; a 100 km/h es de 42°; a 130 km/h se reduce a 30°, por lo que el riesgo de siniestralidad se multiplica si el conductor ya cuenta con dificultades de por sí”.

 

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