Psicotécnicos: La diferencia de precios del combustible entre provincias se estrecha a mínimos

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Hace ahora un año, los precios del diésel y la gasolina sufrieron un cambio tributario que acabó con la dispersión de costes que existía hasta entonces en las diferentes provincias. Pasar de una comunidad a otra para repostar y ahorrarse unos euros era una práctica habitual entre muchos conductores, sobre todo entre quienes realizaban trayectos más largos. Sin embargo, esa situación ha cambiado tanto que las diferencias de precios entre autonomías son cada vez menos perceptibles. En los últimos meses, la distancia entre los precios de la estación de servicio más cara de la Península y la más barata ha llegado a reducirse casi un 40%.

Con los últimos datos actualizados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), la distancia entre el precio medio de la provincia con la gasolina de 95 octanos más barata hace un año era de diez céntimos por litro. En un extremo de la lista se situaba Asturias, con un coste medio de 1,25 euros;en el otro, las estaciones de servicio de Lleida, con 1,15 euros. En el caso del diésel eran las gasolineras de Ourense (1,19 euros por litro) frente a las de Lleida (1,11 euros)las que marcaban las mayores distancias entre todas las provincias.

 

Los márgenes suben con el descenso de los precios

La volatilidad con la que se mueven los precios de los combustibles ha provocado varios movimientos en los últimos meses en los que esos costes no han pasado precisamente por una etapa de altibajos, sino por la moderación e incluso las caídas, gracias a la evolución de la materia prima, el petróleo, estable en sus cotizaciones con respecto al año pasado.

Desde octubre de 2018 hasta el mismo mes de este año, el precio de la gasolina ha pasado de los 1,35 hasta los 1,31 euros, lo que representa un descenso del 3%. Por su parte, el litro de diésel se comercializaba hace un año en los 1,28 euros y hace dos meses lo hacía en los 1,22 euros, según las últimas estadísticas medias actualizadas por la CNMC en su boletín periódico.

Al mismo tiempo que se ha registrado esa caída en ambos productos, el margen de comercialización, esto es, la ganancia que se lleva la compañía que vende la gasolina o el diésel, más allá del coste de la materia prima o los impuestos, también se ha incrementado.

En concreto, en el caso de la gasolina, el margen de comercialización suponía aproximadamente 14 céntimos de cada euro repostado en la estación de servicio hace más de un año. Doce meses después, el consumidor paga más de 16 céntimos por cada euro abonado que van al margen de comercialización de la empresa distribuidora y toda su cadena. Ocurre lo mismo con el diésel, aunque en otras proporciones. El peso de la ganancia que se lleva la empresa que lo vende se encontraba en los 12,4 céntimos por cada euro gastado en la gasolinera, y ahora se destinan a ese mismo fin algo menos de 15 céntimos por cada euro.

En el caso de los impuestos, el peso del IVA sigue siendo el mismo, aunque a medida que han bajado los precios de los combustibles el dinero que recauda el Estado con el de Hidrocarburos se ha incrementado en torno a un céntimo por cada euro que se paga en el surtidor.

Sin embargo, casi un año después de que entraran en vigor los nuevos impuestos que trataban de igualar el peso tributario en los combustibles, las distancias se han reducido de forma drástica. A la hora de analizar cuánto cuesta llenar el depósito en la provincia más cara y la más barata, solo se registran diferencias que apenas llegan a los seis céntimos, frente a los más de 10 céntimos del año pasado. En un extremo siguen situándose Asturias y Guipúzcoa, con un coste medio de 1,34 euros;y en el otro se encuentra Lleida, a 1,28 euros. Por su parte, la distancia en el caso del diésel se sitúa en los siete céntimos de euro por litro:los que se encuentran entre la provincia más cara actualmente, Guipúzcoa, con 1,26 euros;y Lleida, donde se vende el gasoil, de media, a 1,19 euros por litro.

 

Todas igual de caras

La situación que ha mediado entre una y otra realidad impositiva fue la entrada en vigor de uno de los preceptos que se incluían en los últimos Presupuestos Generales del Estado, los aprobados por el Congreso a mediados de 2018, con el Gobierno de Pedro Sánchez llegado al poder, pero cuya elaboración y tramitación fueron propuestos por el Ejecutivo de Mariano Rajoy. De hecho, a día de hoy, esas cuentas públicas de la era Montoro son las que siguen en vigor a la espera de un nuevo Consejo de Ministros que elabore los Presupuestos de 2020.

En las cuentas de Montoro se incluía, entre otras medidas impositivas, «la integración del tipo impositivo autonómico del Impuesto sobre Hidrocarburos en el tipo estatal especial». En la práctica, esta medida suponía que las estaciones de servicio con precios más baratos hasta entonces deberían incrementar sus precios por el alza del tramo autonómico de ese impuesto que en otras regiones ya se encontraba en su nivel máximo. Esto es, se realizó una equiparación al alza.

 

LAS CLAVES:

Mapa de combustibles.
Los costes más elevados se encuentran en la franja cantábrica; y la más barata, en el arco mediterráneo
Subida de tramos.
La competitividad de las provincias del norte ha quedado anulada con la equiparación de impuestos

Las comunidades afectadas fueron País Vasco, Navarra, Cantabria, La Rioja y Castilla y León, donde el gravamen autonómico se elevó en 4,8 céntimos de euro por litro;la Comunidad de Madrid, donde los precios subieron, de media, 3,1 céntimos por litro; Aragón, con 2,4 céntimos más; y Extremadura, con 0,96 céntimos de euro. También en Asturias se incrementó en 0,8 céntimos el litro en el caso del gasóleo.

En el resto de comunidades (Andalucía, Baleares, Castilla La Mancha, Cataluña, Galicia, Murcia y la Comunidad Valenciana), los impuestos se mantuvieron como los tenían establecidos hasta entonces, con el correspondiente tipo estatal (2,4 céntimos de euro por litro)más el máximo autonómico, que ya se encontraba en los 4,8 céntimos.

El nuevo mapa de combustibles que dejan todas estas medidas revela un mercado en el que los precios máximos tanto de diésel como de gasolina se encuentran en el noroeste, incluido el centro de Madrid, donde ya no es tan económico repostar como hace un año;y el arco mediterráneo, más asequible para los bolsillos, con algunas excepciones como las de Málaga, donde la elevada demanda de la Costa del Sol supone un impedimento para que los precios de esa provincia sean de los más bajos de España, como ocurre en el resto de Andalucía.

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