Renovación Carné de Conducir: Revisión; reválida ante el frío

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  • El chequeo debe poner el acento en dos aspectos: los elementos que unen el coche al suelo y los relacionado con la visibilidad e iluminación.

 

Seguramente, usted es un conductor cuidadoso con la mecánica de su coche y efectúa un mantenimiento periódico del mismo. Pero si no es así, aproveche y hágalo para afrontar las mayores exigencias de esta estación. Básicamente, el chequeo debe poner el acento en dos aspectos: los elementos que unen el coche al suelo y los relacionado con la visibilidad e iluminación.
•      Neumáticos. Verifique la profundidad del dibujo: la normativa exige 1,6 mm, pero no debe esperar tanto para cambiarlos. Para comprobarlo, fíjese en los indicadores de desgaste del neumático o introduzca en las ranuras una moneda de 1€: si la profundidad es inferior a la banda exterior dorada de la moneda, cámbielos. Si el neumático no está en buenas condiciones, se alargará la frenada en condiciones de menor adherencia.

 

 

•      Suspensión y frenos. De ambos elementos depende la estabilidad del vehículo y la capacidad de detenerse a tiempo. También son responsables del deterioro de otras piezas del vehículo. Conviene que revise los amortiguadores cada 30.000 kilómetros, aunque usted mismo sabrá si comienzan a fallar si, al pasar por un badén (a veces utilizados como paso de peatones), el vehículo rebota más de dos veces. Respecto al sistema de frenado, revise las pastillas (2 mm como mínimo de grosor), discos (entre 75.000 y 100.000 kilómetros); y cambie el líquido de frenos cada 2 años, o entre 40.000 y 60.000 kilómetros. Si los sistemas de suspensión y frenos no están perfectamente mantenidos, su frenada se alargará y correrá el riesgo de sufrir un accidente.
•      Climatización. Por si alguien lo desconoce, el aire acondicionado o el climatizador son algo más que un elemento de confort: son una garantía de seguridad por su eficacia y rapidez en el desempañado del parabrisas o de los cristales laterales si se orientan adecuadamente las salidas del aire.
•      Limpiaparabrisas. Unas escobillas en mal estado reducen peligrosamente la visibilidad. Si observa que dejan rastros de agua o marcas sobre el parabrisas, cámbielas. Además, utilice un líquido lavalunas adecuado que no se congele. Y compruebe el nivel de líquido en el depósito.
•      Luneta térmica. Inclúyalas en su revisión, ya que son fundamentales para disponer de una correcta visión a través de la luna de atrás.
•      AntIcongelante. Alrededor del motor circula un líquido refrigerante que, además, debe tener capacidad anticongelante, ya que si fuese simplemente agua, se dilataría al helarse y haría reventar el motor. La caducidad varía entre 2 y 4 años.
•      Alumbrado. Usted puede verificar que todo el sistema de luces e indicadores de dirección funcionan correctamente. Para regular la altura del alumbrado de cruce y carretera y evitar deslumbrar, o si debe cambiar una lámpara, seguramente deba acudir al taller.
•      Aceites y filtros. La correcta lubricación del motor exige que el nivel y estado del aceite sean adecuados. En función del modelo y antigüedad del coche, los cambios de aceite se realizan entre 5.000 y 30.000 km o cada 2 años. Lo mejor es seguir el programa de mantenimiento recomendado por el fabricante y usar el tipo de lubricante indicado (independientemente de la marca). El filtro de partículas suele cambiarse cada 2 años, y el de combustible, en unos casos cada año y en otros cada dos.
•       Batería. El principal papel de la batería es arrancar el motor, pero con el frío aumenta la posibilidad de que se descargue. Su vida útil oscila entre 3 y 5 años, dependiendo de su uso. Aunque la mayoría de las baterías no requieren mantenimiento, muchas veces no se sabe si van a dar problemas, hasta que fallan. No obstante, los talleres están incorporando analizadores que permiten diagnosticar con precisión si la batería está a punto de fallar: hágalo, como mínimo, al tercer año de vida de la batería.

 

 

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