RENOVACIÓN CARNÉ DE CONDUCIR: VOLVER A CONDUCIR TRAS UNA GRAVE ENFERMEDAD

/ / Noticias
  • La impulsividad-agresividad aumenta la posibilidad de verse involucrado en una colisión.

Conducir requiere, desde el punto de vista neuropsicológico, que el conductor conserve una buena integridad de los sistemas sensorial, perceptivo, motor y cognitivo. Cualquier proceso que modifique o altere estas características, limita su capacidad. Seguir al volante cuando se produce un deterioro neuropsicológico por la edad o volver a conducir tras sufrir un daño neurológico (traumatismo craneoencefálico, trastorno cerebrovascular o ictus) es un problema personal o familiar, y también de seguridad pública y salud general. Sin embargo, reconocer la disminución de las habilidades para conducir es uno de los cambios más difíciles de aceptar para muchos.

 


ATENCIÓN Y REACCIÓN. Funciones como la atención, velocidad de procesamiento y de reacción, capacidad de autocontrol de ciertos automatismos como el control inhibitorio, flexibilidad y planificación ayudan a resolver con eficacia situaciones no previsibles. De ahí el interés por hallar instrumentos (test, escalas, medidas y procedimientos) que detecten estas variaciones neuro-psicológicas. Sin embargo, otras características individuales también inciden al conducir: edad, experiencia al volante, nivel educativo y rasgos de personalidad (por ejemplo, la impulsividad-agresividad aumenta la posibilidad de verse involucrado en colisiones).

SUBIR