CONDUCTORES: GUÍA PARA QUE EL CONDUCTOR CANSADO O EBRIO TE DEJE EL VOLANTE

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Con el tiempo y a base de campañas insistentes parece ser que a la mayoría del público le ha entrado en la cabeza que conducir bajo los efectos del alcohol es una idea peligrosa. Sin embargo, las campañas no han tenido el mismo efecto sobre conducir bajo los efectos de las drogas (supongo que será más difícil convencer al público que consume) ni tampoco sobre el simple hecho de conducir cansado. Todavía me encuentro con gente que me dice toda orgullosa que entre Almería y Barcelona sólo ha parado una vez, para repostar y vaciar su vejiga (espero que no fuese todo al mismo tiempo).

A pesar de todo, podemos decir que las mentalidades han evolucionado. Aún así, todavía hay gente que no acepta dejar el volante de su coche a uno de sus acompañantes si está en mejores condiciones de conducir (ha descansado, está sobrio, etc). Es algo que me ha ocurrido en un par de ocasiones, no con mi familia ni mis amigos más cercanos, pues siempre están encantados de cederme el volante (y a veces ya cuentan con ello), pero sí con simples conocidos. Y he tenido que ponerme borde para que me dejasen conducir, pues claramente no estaban en condiciones. Para evitar enfrentamientos, otra mala idea en un coche, he aquí cinco ideas para conseguir que con un poco de humor te dejen el volante si crees que es necesario.

Sutil obligación

Esta técnica requiere un timing perfecto. Primero es preciso detectar los síntomas, como bostezos repetidos, ojos que se cierran más tiempo de lo normal cuando parpadea, reflejos más lentos, mayor distracción, etc. Si esos signos ya son visibles, el conductor está, como mínimo cansado, y debería parar a descansar un rato. Probablemente, no quiera, y es cuando hay que decirle de con un tono firme pero amigable: “Estás de acuerdo que ahora es mejor que conduzca yo”.

El falso pretexto

La idea aquí es obligarle a parar. Cada cierto tiempo vas soltando un “no me encuentro bien“. Luego vas aumentado el intervalo y la intensidad: “De verdad, que no me encuentro bien”. El conductor tendrá el mismo apego a la tapicería de su coche que al hecho de conducir. Entonces llegará el momento en el que empezará a preocuparse de verdad por la integridad de la tapicería de su coche, es el momento de decirle que uno se marea si no conduce. Simple y eficaz. (Este lo he probado personalmente y funciona).

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El cansino

Esta táctica consiste en ponerse pesado, pero sin estresar al conductor (que ya va cansado, por ejemplo, y no es plan de aumentar los riesgos). De vez en cuando se le preguntará: “has visto el coche tal?” Obviamente, el coche no existe y a la negativa se recalcará el hecho de que no lo ha visto. “¡Pero cómo no pudiste verlo, si estaba al lado nuestro!” También, se puede alternar con un “esto ya no es serio, deja que me baje“. Es la solución que menos me gusta, pero puede ser eficaz.

La cruda realidad

Es un técnica simple que funciona con familiares o pareja. Aquí, el fin justifica los medios. En el caso de la pareja, se trata de un ataque frontal, con firmeza y sin alzar la voz para que sea más efectivo: “Seamos sinceros, no estás en condiciones de conducir. Es evidente. Así que me dejas el volante o te dejo yo. Y lo haré el día de tu cumpleaños, vía WhatsApp y por supuesto te bloquearé en el Facebook”. Si es un familiar, puedes optar por variantes de toda clase en función de la edad e intimidad con el conductor: “O me dejas el volante o cuelgo en la red fotos tuyas mientras haces la siesta con tus peluches.” Es cuestión de echarle imaginación y humor.

El choque emocional

Se trata de sacar un tema de tal magnitud que el conductor deberá parar cuanto antes para hablar de ello. Si eres mujer, dile que antes te llamabas Roberto y si eres hombre, que antes eras Vanessa. Según el grado de intimidad con el conductor, también le puedes soltar cual bomba que “fulanito” del trabajo engaña a su pareja con “menganita”. Los líos en los lugares de trabajo siempre llaman mucho la atención…

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Bonus track: ¿Qué hacer si es tu jefe quien no quiere soltar el volante?

Terminais de comer con unos clientes y tu jefe no ha podido evitarlo, el Albariño estaba de vicio. Cómo le vas a decir que no puede conducir sin que se sienta ofendido. Envía un mensaje a un colega de la oficina para que llame a vuestro jefe al móvil antes de que se suba al coche con la esxcusa de hablarle de un dossier importante. Te pondrás al volante, pues su atención estará centrada en ese dossier que no puede esperar. Si no cuela o no puede ser, aplica el método 2 adaptándolo a la situación.

 

Hay miles de maneras de que un conductor nos deje el volante, pero casi siempre los mejores resultados se obtienen con humor. Estas son sólo algunas ideas propuestas por la Sécurité Routière francesa en una campaña de sensibilización. Y si ves que realmente no hay manera, quizá sea el momento de no dejarlo conducirlo “por las malas” o directamente de no subirse al coche con él.

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