Psicotécnicos. Patinazos, «aquaplaning», sobreviraje y subviraje: Cómo escapar de las trampas invernales

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  • En España no estamos acostumbrados a conducir en condiciones extremas, por lo que la inexperiencia puede jugar una mala pasada.

 

La nieve y el hielo son dos de los fenómenos climatológicos más peligrosos en la carretera. En España, donde cada vez las olas de frío son más repentinas y duras, no estamos acostumbrados a conducir en condiciones extremas, por lo que la inexperiencia puede jugar una mala pasada. Por ello, reconocer y solventar las diferentes situaciones de peligro que se dan en la carretera, evitará sustos o accidentes. Según los últimos datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), en 2017 tuvieron lugar 4.289 accidentes con víctimas en vías interurbanas y 10.370 en vías urbanas, debido a condiciones de niebla, lluvia, granizo, nieve o viento.

Entonces, ¿qué deberíamos tener en cuenta al emprender un viaje? Para Jordi Gené, piloto de carreras y director técnico de la escuela de conducción Volkswagen Driving Experience, lo más importante es la anticipación visual, adecuar la velocidad a las condiciones de la calzada. Cada nivel de adherencia del asfalto, requiere una velocidad distinta. «Siempre se tiene que adecuar la velocidad del coche con la del lugar y situación meteorológica». De hecho, «hay que ser suaves con el freno, con el acelerador y circular en marchas cortas, sobre todo, si se va en bajada para que el motor sea capaz de retener y no se tire demasiado del freno. Por el contrario, al arrancar en una cuesta, tienes que llevar una marcha más larga para ayudar a que el coche traccione más fácil y evitar los patinazos», añade el piloto a ABC durante un curso de conducción en condiciones extremas.

Viajar con un vehículo con ciertas capacidades off road o dotado con tracción a las cuatro ruedas, aumentará su capacidad para escapar de las trampas invernales. Y, por supuesto, si «calza» unos buenos neumáticos de invierno, asegurarás un agarre óptimo y seguro, tan necesario en nevadas copiosas. Tanto si el vehículo es automático como manual, lo principal es utilizar una marcha más larga de lo habitual, lo que le quitará fuerza de giro a las ruedas y reduce las posibilidades de patinar. El freno debemos usarlo sin pisarlo a fondo y dosificándolo, aumetando la distancia de seguridad. La distancia en una frenada a 50 kilómetros por hora, en condiciones de mojado con neumáticos de invierno, son unos 32 metros aproximadamente. Cuando hay nieve esta distancia se dobla.

 

 

Todavía quedan dos meses para que termine la temporada de invierno, por lo que reconocer y reaccionar a las trampas invernales que se producen en carretera es prioritario.

 

Lluvia intensa

Atascos, problemas de visibilidad, balsas de agua… pero, sobre todo, un asfalto mucho más peligroso que reduce el agarre de los neumáticos, son los problemas que nos encontramos cuando cogemos el coche y está lloviendo. La lluvia es la situación climatológica más habitual en nuestro país, y la que más accidentes provoca –7% más de siniestralidad–. Para reducir los riesgos es necesario, sobre todo, evitar el efecto «spray». Desde la DGT, detallan que, cuando llueve y circulas muy cerca del vehículo que está delante de ti, puede echar el agua que evacuan los neumáticos en tu parabrisas, provocando que tu visibilidad sea menor. Guardar la distancia de seguridad adecuada será suficiente para evitarlo.

 

Nevadas

Una simple nevada, aunque no sea intensa, requiere una conducción especial y la utilización de cadenas –se debe aprender a colocarlas en casa– ya que el agarre y la visibilidad es menor, se aumenta la distancia de frenado y la posibilidad de un patinazo o derrape. Por lo tanto, reducir la velocidad, encender las luces y circular por las rodadas de otros vehículos, evitará que la situación pueda terminar en accidente. No se deben utilizar los pedales de manera brusca o evitar sobreactuar con el volante, maniobras que puedan desestabilizar el coche.

El nivel de nieve se indica a través de cuatro sencillos colores, para así extremar más la precaución en caso necesario. El verde significa que comienza a nevar. Cuando ésta ya cae de forma continua y comienza a depositarse en la carretera –las dificultades son mayores–, la señalización será amarilla. El color rojo predice que el asfalto se encuentra cubierto de nieve y, finalmente, el color negro, que el espesor de nieve en la carretera es abundante y estará prohibida la circulación por el riesgo de quedarse inmovilizado.

 

Hielo

Encontrarnos lluvia o nieve en el camino no es lo peor que puede suceder. Las placas de hielo son muy «complicadas de ver» y provocan la mayoría de los accidentes en la carretera. «A veces se puede ver algún brillo con el destello de los faros del vehículo, pero es inusual». Jorge Ortega, responsable técnico del Área de prevención y seguridad vial de Fundación Mapfre recomienda «intuir las placas, en vez de detectarlas». «Estas se encuentran en los arcenes o en carreteras que no tienen demasiado tráfico, donde da la sombra o en el interior de las curvas así que es fundamental evitar estas zonas o tomar precauciones», añade.

 

Viento

En carretera, el viento es siempre molesto y peligroso, sobre todo, el que sopla fuerte, a ráfagas y de costado. Debemos poner especial atención en los lugares críticos, como salidas de túneles o al cruzarnos con vehículos voluminosos. En estas situcaciones se pueden producir varios efectos en el vehículo que pueden hacer cambiar su trayectoria repentinamente, reducir la tracción y el agarre de las ruedas e incluso puede hacer volcar un vehículo de grandes dimensiones.

Cuando se note una sacudida o un balanceo del vehículo inesperado, lo fundamental será sujetar el volante con firmeza y contrarrestar la fuerza que ejerce el viento. Si nos empuja hacia la derecha, se debe girar con suavidad el volante hacia la izquierda, y viceversa.

 

Niebla

Con niebla muy intensa, el conductor pierde referencia de lo que pasa más allá del parabrisas, no se distingue el trazado ni se percibe la presencia de otros vehículos hasta que prácticamente están encima. Además, la niebla humedece la calzada haciéndola más deslizante, y si las temperaturas descienden por debajo de cero grados, podría llegar a helarse. Ante esta situación, hay que encender el antiniebla delantero para ver, y el trasero, para ser visto. Nunca se deben utilizar las largas ya que deslumbrarán a otros conductores. Asimismo, desde la DGT, aconsejan usar como guía las marcas longitudinales del centro y laterales de la carretera y desaconsejan adelantar.

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