En Médicos por la Seguridad Vial dedicamos algunos capítulos a la fatiga y al sueño dentro de nuestros temas clínicos. Relacionados o no con enfermedades, sueño y fatiga son algunos de los factores recurrentes en los accidentes de tráfico.
Pero ¿sabemos reconocer la fatiga? ¿Qué síntomas se presentan y cómo podemos evitarlos?
Si no se padece una enfermedad cuyo síntoma sea la fatiga, como fibromialgia, por ejemplo, y se es una persona sana, la fatiga es consecuencia de circunstancias que se dan unidas en un momento determinado: sueño, exceso de trabajo, uso de medicamentos, estrés, cambios en los turnos laborales, etc.
Probablemente reconocer un estado de fatiga en un momento determinado equivalga a haber estado “fatigado” una temporada sin llegar a reconocerlo. Esta situación es bastante peligrosa en la carretera. Se calcula que entre el 20 y el 30% de los accidentes se deben a la fatiga.
Reconocer la fatiga:
- Existe falta de atención en la carretera y las maniobras se realizan casi de manera inconsciente.
- No se perciben bien las señales, las luces, los sonidos, las distancias y el tiempo.
- Aparecen síntomas como pesadez de la vista y parpadeo casi constante, restregarse la cara, cefaleas, zumbidos de oídos, sensación de brazos y pies dormidos y necesidad de moverse en el coche, con mayor o menor pérdida de atención.
- Estado anímico desagradable en general: aburrimiento, ansiedad, inestabilidad, aturdimiento, y mayor aceptación del riesgo.
Si nos reconocemos como personas fatigadas, conductores con fatiga, debemos saber que hay circunstancias y hábitos que la aumentan como la comida pesada, uso de ropa inadecuada para la circunstancia o la estación. Ahora, en verano, influye también la exposición a la luz de las horas centrales del día y al excesivo calor. Si además se trabajan muchas horas, o se conduce rutinariamente, por el mismo camino o en grandes rectas, la fatiga se agravará.
Evitar la fatiga:
- Si nos vamos de vacaciones y el viaje será largo, mentalizarse es una buena forma de afrontar el camino. Nada de metas horarias para llegar, ni planificaciones exhaustivas, sobre todo si se viaja con mayores o con niños.
- Hay que tomarse el viaje con paciencia y humor y sobre todo, planificarlo con los descansos adecuados que permitan deshacerse del cansancio y el sueño y activar la movilidad cada dos horas o cada 150 o 200 kilómetros. Los mayores deben descansar con más frecuencia y si hay niños, también.
- Durante el trayecto evitar música relajante, favorecerá el sueño. Es mejor una conversación poco trascendente para mantenerse despierto, pero sin involucrarse demasiado.
- Hacer comidas ligeras y beber agua nos ayudará a estar más frescos, si aun así tenemos sueño, no pasa nada por parar un ratito y echar una pequeña siesta, es preferible dormir 15 minutos y luego beber agua y lavarse la cara para despejarnos.
- Utilizar el aire acondicionado en verano es imprescindible, y cuando se pueda, también hay que ventilar el coche.
- Procurar evitar los desplazamientos nocturnos, si no hay más remedio, viajar acompañado y con un poco de conversación será de gran ayuda.